Cepas patrimoniales
Con la llegada de los españoles a lo que hoy es territorio nacional llegó el vino. Desde Cuzco, las cepas País y Moscatel llegaron a Chile junto con las misiones españolas y jesuitas en el siglo XVI. Los misioneros españoles necesitaban un vino para celebrar la misa. Se ha establecido que la fundación moderna del pueblo de Toconao fue probablemente en 1557 (esto según documentación del archivo general de indias en Sevilla).
El vino se sumó rápidamente a los fermentados anteriores de los pueblos originarios. Que para los antiguos Lickantantay, fueron especialmente el Catchir (chicha fermentada de maíz) y la Ckilapana (chica hecha con semilla de algarrobo molida y fermentada). Y también otros fermentados en base a chañar, quinoa y otras especies.
Aunque los primeros registros de vino elaborado en Chile son de 1556 (Francisco de Aguirre en Copiapó) y 1560 (Juan Jufré exportando a Perú vino preparado en Santiago), es más que probable que el contacto de los Lickanantay con la Vitis Vinífera (más conocida como parra o vid) haya sido en la misma década. O antes, se sabe que a la zona central la parra llegó por el desierto de Atacama siguiendo la Capac Ñam (camino del Inca).
Las parras más antiguas de Toconao hoy tienen entre 150 y 200 años. Descascaradas, añejas, oscuras, de troncos gruesos y retorcidos. Están en el sector Bosque Viejo. Específicamente en los predios San Isidro y Don Juan que pertenecen a dos socios productores de la Cooperativa Lickanantay: Don Patricio Salinas y Don Héctor Espíndola, respectivamente.
Todavía se riegan con el antiguo sistema por inundación. Son herencias que dejaron los españoles que, por estar en el desierto (una barrera natural), quedaron libres de filoxera (un insecto parásito de la vid que acabó con buena parte de los viñedos europeos en el siglo XIX).
Desde el principio se hizo vino dulce en vasijas de greda y zaranda. Tradicionalmente utilizado en las primeras misas del desierto (de las primeras de Chile). Dos variedades o cepas tienen importancia histórica en la zona y son hoy consideradas “patrimoniales”: La País y la Moscatel de Alejandría.
Los españoles necesitaban un vino que pudiera conservarse durante todo el año, sin perder sus cualidades. Y la cepa País (que desciende de la variedad ‘Listan Prieto’ de las islas Canarias) fue la elegida para evangelizar al Nuevo Mundo. La País es una cepa rústica, que crece en climas adversos, como frío y sequía, y que se desarrolla en suelos considerados malos para las parras por su falta de agua. La particularidad de la País es su resistencia.
La variedad Moscatel de Alejandría también es muy antigua y originaria del norte de África. Está ampliamente difundida en el mundo, particularmente en las zonas más calurosas de las costas del Mar Mediterráneo del sur de Europa, en el Cercano Oriente y el norte de África.
Ambas cepas son las fundadoras de la vitivinicultura en Chile. Y son fundamentales para los modernos Lickanantay. Los vinos Ayllu Mezcla Tinto (10% de País) y Ayllu Mezcla Blanco (56% Moscatel de Alejandría) y Ayllu Naranjo y Ayllu Criollo dulce (ambos 100% Moscatel de Alejandría) recogen ahora esa historia centenaria.
Los invitamos a probar Ayllu. El desierto en una copa.