Nuestro viaje parte en el desierto más árido del mundo
…extensiones y extensiones de arena y sal rodean este paisaje que parece de otro planeta…
Que nos hace pensar si realmente estamos solos o existen fuerzas de la naturaleza y del más allá que no somos capaces de ver y sentir a simple vista.
Historias míticas como el espíritu del volcán tutelar Lickanckabur y su triángulo amoroso con Juriques y la Cerro Ckimal o uno de los grandes misterios de la humanidad como los gigantescos geoglifos del Desierto de Atacama, son parte de los mitos, leyendas y relatos de esta zona.
Desde épocas inmemoriales, la luna ha guiado a los agricultores. Este astro, femenina y luminosa, influencia las cosechas y concentra la savia ancestral de nuestras parras. Nuestra Ckamur (luna) es la protagonista del cielo más hermoso y límpio del planeta, por algo los centros astronómicos más importantes del mundo se ubican en nuestro territorio.
La noche atacameña energiza a Vinos Ayllu, la luna lo impregna de su sabiduría y magia para finalmente decantar en un vino místico, poderoso y único.
Nuestras parras, ancestrales y fuertes, logran dar sus mejores frutos en este desierto, el más árido del mundo.
Acostumbradas a vivir con muy poca agua, son las sobrevivientes de este clima inclemente, nacidas en el secano.
Concentran toda su energía y características para darnos un vino único en el mundo.